Por: Violeta Laverde
UN SALTO CUÁNTICO
Corría el 2018 y empezando el año, en febrero, nos enteramos que venía en camino una semillita. Así que los planes de renunciar a mi trabajo como maestra de matemáticas en un colegio al norte de Bogotá, cambiaron. No concebia cambiar la “seguridad” del empleo para sostener un nuevo hijo por la incertidumbre del cambio. Sin embargo, el destino tenía un par de jugadas más. Para para mayo, ya con la idea de que continuaría un tiempo más en un trabajo en el que estaba agotada y triste. La historia tomó otro rumbo. La semillita no llegaría a ser fruto. Apareció, dejó un destello de luz y me susurró un mensaje que luego, con el tiempo, comprendería.
La semillita me había regalado algo que hace mucho no tenía: ¡Tiempo! Tiempo para pensar en mi, sentir mi alma y conectar con mi espiritú….fue un periodo de profunda oscuridad y de muchas preguntas. Lloré su ausencia y la mía propia, Estuve en casa, con los hijos, disfrutando del día día con mi esposo. Senti que algo estaba por pasar, que venía un salto cuántico. Aunque no supiera, en realidad, que lo estaba haciendo. En Julio renuncié a mi trabajo, renuncié a un estilo de vida, a un camino, donde me estaba desvaneciendo, me estaba extiguiendo.
Alguien en el camino, un angel de color azul turquesa, me preguntó: Sí ya sabes no donde quires estar…¿Dónde quieres estar? Y yo, ni corta ni perezosa, declare ante la Tierra de los sueños. ¡¡ aah yo quiero estar en una montaña, entre pajaritos y bosque!! Para el primero de septiembre del 2018, había aparecido una casa un árbol, en medio de pajaritos, bosque y neblina. Saltamos, de vivir en la ciudad en un apartamento, con todos los servicios y comodidades “Todo a la mano”, a vivir en una casa en un árbol. Que cantaba cuando lo mecía el viento, sin Wi-Fi, sin plan de datos, con la tienda más cercana a 40 min (ida y vuelta) Amaneciendo con el canto de aves y durmiendo con el arrullo de las cigarras, y otro número de insectos.
Aquí empieza esta aventura, que ya lleva 6 años rodando y que nos ha permitido conocer personas maravillosas, reconocer el poder la ComUnidad, tener nuestra huerta, vivir noches estrelladas en compañia del abuelo fuego y de la familia. desempolvar los sueños, parir en casa, aprender enseñando el arte del buen vivir, ….y, a pesar de las dificultades que también trae el río……
Gracias por empujarnos a este SALTO CUÁNTICO, semillita de mi corazón.
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